Cuando un ídolo, o alguien que lo fue algún día, confirma y supera lo que esperas de él, la sensación es tan gratificante que te reconcilia con el mundo durante un mes o un año entero. Algo así sucedió cuando el equipo de Los+Mejores entrevistó a Tony Sölo, el proyecto en solitario de Tony, el cantante de Sangre Azul. Y digo equipo porque, que yo recuerde, ningún “cara a cara” con músico alguno ha contado con tantos voluntarios en la redacción. Y es que la expectación es máxima, ahora que sabemos que el regreso de nuestros “SA” favoritos seguirá siendo de momento un sueño imposible.
por Leonardo Cebrián Sanz
La primera duda que surge es la pregunta de cualquiera que se encuentra con un colega al que no ve desde hace veinte años. Tronco, ¿dónde te has metido todo este tiempo? -He estado dedicado un poco a cosas que no están relacionadas con la música, pero en casa sí que he trabajado mis propias historias. He compuesto para anuncios, música para mí, composiciones que no he hecho públicas. También estuve dando clases de canto en la academia de La Factoría. Nunca he dejado de escribir y componer.
Como en casos similares de “desaparecidos”, hubo incluso quien mató a Tony por el simple hecho de que nadie sabía en qué andaba. Qué cosas… -Yo, en general, desconecté bastante de la gente del negocio. Salvo algunas etapas, tampoco Sangre Azul era un grupo de los de estar todo el día en sitios del ambiente. Nos gustaba ir a tomas copas a un garito porque nos molaba estar allí y porque no nos daban el coñazo. Nosotros nos manteníamos un poco a nuestra bola, entre otras cosas porque estábamos solos en una oficina de management. Después de que la banda desapareciera pasó un poco igual.
Por fortuna, la resurrección de Tony ya es un hecho. ¿Qué fue lo que te animó a volver al panorama musical con la grabación de todo un primer disco en solitario? -Todo surge tras mi participación en ‘Legado de una tragedia’, el disco sobre Edgar Allan Poe. Las personas que lo iniciaron y produjeron, dos músicos de Iguana Tango, escucharon las demos que tenía en mi disco duro y me dijeron que les apetecería embarcarse en el proyecto. Montamos los primeros temas y aquello sonaba como un trueno. Lo hemos hecho poco a poco, pero disfrutándolo y con calidad. Es lo que la gente se merece después de todo este tiempo. Estoy contento con el resultado, pero siempre hay algo que cambiaría o retocaría.
Enigmático título para este flamante CD: ‘Las fases de la luna’. ¿Qué significa? –‘Las fases…’ es el título de una de las canciones. De alguna manera recoge un poco lo que significa esta aventura. El mensaje es que de vez en cuando hay que hacer lo que uno quiere porque uno quiere y ya está, sin pensarlo ni racionalizarlo demasiado. En el caso del disco se han dado las circunstancias adecuadas para sacarlo y llegó un momento en que me pregunté: “¿y por qué no?” Me apetecía, tenía el material.
Nos hemos encontrado a un Tony que firma todas las canciones, cosa que no sucedía en Sangre Azul. Para muchos va a ser un descubrimiento toparse con un autor completo. -Algunos de los temas llevaban muchos años escritos. Otros son más recientes. Todas las canciones son mías de letra y música, pero los arreglos con la banda han sido muy importantes. Mis colaboradores han sido un lujo. La grabación ha sido un placer, con amigos y como si fuera su propio disco. Se han implicado e involucrado al máximo. Cuando haces una colaboración tiene que ser para sumar. Ahora por ejemplo acabo de terminar la del ‘Stars’ para el homenaje a Dio y me ha encantado la experiencia.
Y encima, el disco no suena necesariamente a Sangre Azul, que en principio era lo que cualquiera podía esperar. -Hay canciones muy antiguas, de principios de los noventa. Ninguna estaba en la maqueta del cuarto disco de Sangre Azul. Hay momentos que te pueden recordar al que fue mi grupo, pero el disco refleja todos los estilos musicales que escucho, que son muchos.
Lo que sí permanece intacto es el registro de tu voz. ¿Cómo has hecho para conservar las mismas tesituras? Y a la hora de componer, ¿cuál es tu rutina de trabajo? -No hay grandes secretos. En el caso de la voz, simplemente he procurado no castigarme. En cuanto a la inspiración, el 90% viene porque estás currando. Hay que buscarla, porque pocas veces llega sola. También ha pasado que alguna canción, literalmente, la he soñado. Pasó con ‘Unidos para siempre’, que me tuve que levantar para grabarla y que no se me olvidara. La estupefacción de mi mujer fue total y encima no le gustó cuando la escuchó por primera vez. Luego cuando la volvió a oír ya fue otra cosa, menos mal (risas). Y bueno, ahora con los móviles ya es otra cosa, puedes grabar lo que sea en cualquier sitio.
Tony Sölo, segundo disco: ‘Tony Sölo, en directo’. ¿Lo damos por hecho? -No descarto hacer un segundo disco, porque material tengo y sigo componiendo. Todo depende de que se vuelvan a dar las condiciones materiales adecuadas. Lo mismo pasa con el directo, que tiene que ser algo especial y que no deje indiferente. Con la gente que he grabado va a ser muy difícil que podamos coincidir, porque cada uno tiene sus compromisos. Ya veremos, pero por supuesto que me gustaría.
Tony está tan a gusto que no renuncia a ninguna pregunta, y menos a “la pregunta” con mayúsculas. No hace falta ni decir cuál es si escuchamos la respuesta: -No rotundo y definitivo. (Después de ver nuestra cara de sorpresa y estupefacción, Tony rectifica ligeramente). -Bueno, a ver, no es imposible, pero sí es altamente improbable. Lo de la sala Heineken en la presentación del disco de Juanjo Melero fue algo bastante improvisado. Sangre Azul se separó sin malos rollos y de hecho todos nos hemos seguido viendo porque siempre nos hemos llevado muy bien. Solemos quedar los cinco juntos e incluso hace poco nos hemos ido con las familias a pasar un fin de semana en Londres. Ofertas para reunir al grupo no faltan. Cada año hay dos o tres, alguna de ellas muy interesante, pero no se puede porque cada uno estamos a mil historias. Si lo hiciéramos sería para hacerlo bien y para eso hace falta tiempo y dedicación.
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