por Leonardo Cebrián Sanz
Veinte años como referente del Metal cantado en euskera. ¿No pesa la responsabilidad? -No pesan los años, sino los kilos, je, je… La responsabilidad que podemos sentir no es por el hecho de ser referentes o no, sino hacia nosotros mismos y nuestros seguidores, por querer hacer bien las cosas, por dar la talla. Es señal de que sigues vivo y con ilusión.
¿Cómo vivisteis la proliferación de grupos que sonaban como vosotros... o que por lo menos lo pretendían? ¿Qué ha pesado más, el tributo o el plagio? -La influencia ha sido lo más frecuente, no el plagio. Todos recibimos influencias de lo que más escuchamos y nos gusta, sobre todo cuando estás dando los primeros pasos. Es verdad que rompimos muchos esquemas al hacer esta clase de música y cantar en euskera. Haber creado escuela es algo que emociona… ver que estás marcando a la gente y los músicos.
Hay un despliegue inusual de medios que da un gran atractivo a la presentación del doble CD + DVD, ‘20 URTE’. ¿Buscabais un producto de coleccionista, algo realmente especial? -En principio sólo pensamos en una gira para celebrar el 20º aniversario del primer concierto. El set-list tenía que ser especial, con canciones de todas las épocas. Decidimos hacerlas como se grabaron en su día en el estudio, incluyendo las guitarras acústicas y pianos originales. Supuso un gran reto, ya que nunca antes lo habíamos hecho en directo. Además, quisimos grabar algún concierto para tenerlo nosotros de recuerdo. El resultado nos gustó mucho y el siguiente paso fue editarlo. Quisimos acabar el aniversario a lo grande y elegimos este formato de digipack de cuatro cuerpos desplegables. Intentamos hacerlo elegante, cuidando el diseño, utilizando fotos de toda la gira y técnicas que encarecen la fabricación del producto (tintas especiales, impresión en mate, impresión en los lomos interiores…). Todo porque queríamos darnos, y compartir con el que quiera, el gustazo de tener un producto así para siempre.
¿Qué tuvo de singular este concierto de cumpleaños: la fecha elegida, más canciones en el repertorio, algún interludio acústico, el ambiente en la sala...? -No fue un concierto de cumpleaños, fue una gira compuesta por veinticuatro fechas. Todas ellas tuvieron este set-list particular. El diseño de luces fue ampliándose según pasaba la gira (ya que el éxito fue grande y eso nos lo permitió). Había que elegir una fecha para la grabación y fue ésta por varias razones: Durango es un pueblo cercano al nuestro, la fecha -en plenas navidades- y la sala, muy adecuada tanto para el público como el grupo… Teníamos la esperanza de que estos factores pudieran ayudar a conseguir el ambiente adecuado.
La gente parecía muy tranquila y realmente satisfecha y feliz. ¿No hubo ningún espontáneo con ganas de subir por esos escalones que os separaban del público? -Hubo ambientazo. Normalmente la gente es muy respetuosa en nuestros conciertos y no se sube al escenario. Aquí ocurrió lo mismo. En alguna canción, los chavales de primera fila no pueden más y suben unos peldaños hasta ponerse a la par que Aitor. Esas imágenes transmiten muy bien el feedback que se produce entre la banda y el público.
¿Qué productora ha realizado el vídeo? Su forma de reflejar el concierto tiene trazos de autor, casi de cineasta. Buen trabajo de encuadres y un montaje muy rico. -Se utilizaron seis cámaras. Es un local que los realizadores de Megavídeo conocen bien y tenían claro cuál tenía que ser la ubicación. La postproducción se hizo en sus estudios con un realizador-operario a las órdenes de Aitor y mías.
La calidad de la imagen es excelente. ¿Estáis igual de contentos respecto al sonido? -Sí, desde luego. Sobre todo nos han transmitido muy buenas críticas del sonido, después de la presentación (diseño, formato…) y por último de las imágenes del vídeo. Estábamos muy contentos con el resultado y, después de recibir las críticas, nos sentimos más orgullosos.
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