Antárttica

Antárttica es un joven grupo extremeño que promociona en estos momentos su disco ‘Chaos factory’. Tendrás la oportunidad de comprobar su valía cuando actúen en Madrid el 13 de enero en la sala Excalibur. Antes hemos contactado con Julio Núñez, guitarrista.
por Marco Vara & Mónica Berheide

Vuestra música bebe de influencias bien distintas. Sabemos que a los músicos no os gustan las etiquetas musicales, pero para que los lectores se hagan una idea, ¿cómo definirías exactamente vuestra música? ¿Qué influencias dirías que son las que más os han marcado? –Lo llamaremos Thrash Southern para la gente que le gusta poner etiquetas, y simplemente Rock and Roll para la que le gusta escuchar música de verdad. Antárttica se compone de cuatro miembros muy diferentes entre sí, lo que hace que las influencias varíen de Muddy Waters a Metallica, de Led Zeppelin a Judas Priest o desde Beethoven a Bob Dylan. No nos cerramos al futuro, cada día descubres una nueva banda que te enseña algo diferente, algo nuevo que te faltaba.
En 2006, ya con formación más sólida, ganasteis el concurso Musikzr. Parece que supuso un punto de inflexión en vuestra carrera. -Fue crucial. Durante ese año nadie confiaba en nosotros y nos sentíamos verdaderamente solos. Simplemente nos encerrábamos en nuestro búnker a forjar lo que hoy es Antárttica. Llegamos al concurso porque se había caído un grupo, nadie nos conocía, nadie iba a vernos a nosotros… simplemente salimos e incendiamos el escenario y ganamos. Nos dimos cuenta de que teníamos algo que decir y, aún más importante, de que la gente quería escucharnos.
¿Cómo repercute realmente a una banda joven ganar este tipo de concursos? -Positivamente, es un chute de optimismo. Cuando tienes esa edad y tocas en una banda, no buscas fama ni dinero, sólo el reconocimiento de la gente que te va a ver a los conciertos, y ¿cuál mejor si te da un premio gente que nunca antes había oído hablar de ti?
¿Qué queda de esos chavales que empezaban a tocar con 15 y 16 años? –Mucho, je, je… Los ensayos siguen siendo lo mismo, en las previas de los directos seguimos haciendo las mismas bromas y la ilusión sigue igual. La música ha cambiado pero nosotros no; aún seguimos siendo cuatro hermanos muy unidos.
Habéis conseguido mover ‘Chaos factory’ por EE. UU. ¿Esperáis cruzar el charco para dar algún concierto? ¿Tenéis idea de cómo está funcionando allí? -El disco circula ya por Chicago y Seattle. En EE. UU. las bandas tocan todos los días y el nivel es muy alto; nos ofrecieron unos conciertos para tocar allí pero el pago no cubría gastos. Esperamos que dentro de poco podamos enseñar a los yanquis el Rock que se cultiva en Extremadura.
Desde vuestros inicios siempre habéis luchado contra las injusticias y por la paz, acudiendo a festivales solidarios, haciendo un impecable libreto como el que presentáis en este compacto o donando parte de la recaudación de vuestro primer trabajo (‘Dirty jobs. Vol.I’). ¿Cómo surgen estas iniciativas? ¿Qué otros proyectos tenéis en mente? -Simplemente escuchamos lo que mucha gente no quiere oír y abrimos los ojos cuando muchos los cierran. Sabemos que con nuestra música se pueden hacer y cambiar muchas cosas que, a día de hoy, están pintadas de negro para que no se vean. No solo intentamos recaudar dinero, sino abrir ojos y desatar lenguas que quieren hablar.
Nos parece que sois un poco hiperactivos… ¡También tenéis una escuela de música! ¿De dónde sacáis el tiempo? ¿Qué significa esta escuela para vosotros? -El futuro. No intentamos ganar dinero como pretenden hacer otras escuelas o academias, por eso nuestras clases son prácticamente gratis. Sólo queremos entregar el testigo a chavales que con ocho años ya quieren decirle algo al mundo. Es increíble ver a un chaval de 14 años tocar un solo de Led Zeppelin, a un niño de 6 tocar la batería con el mismo sentimiento que lo haría un tío de 40 o a una chica con una Flying V componer canciones que se parecen más a las de los Who que a las de Justin Bieber. Siempre hay tiempo para todo, hacemos lo que nos gusta con ganas y con mucha fuerza. Ese es nuestro secreto: creer en nosotros.
¿Cómo son vuestros directos, qué ofreceréis en Madrid el 13 de enero? -Sangre, sudor y lágrimas… (Le comentamos que la expresión que acaba de soltar es justo el título del último disco de una de las bandas que actuará la misma noche, en el mismo cartel, Isthar. ¡Parecía ensayado!) -La gente que acuda beberá nuestra energía y sentirá lo mismo que nosotros cuando toquemos nuestras canciones. Escucharán Rock puro de nuestro potente disco ‘Chaos factory’, nuevos temas y grandes versiones de la historia del Rock.
Antes de terminar, nos gustaría que compartieses con nuestros lectores alguna anécdota graciosa de la banda. -Hay muchas. La última que recuerdo fue en un concierto en Segovia, donde, después de los excesos del concierto, nos fuimos al hotel. La mayoría de los grupos se llevan a groupies y juegan con ellas en las habitaciones; nosotros en cambio levantamos a todo el hotel, que llamaba a nuestra puerta mientras Freddy (cantante y guitarrista) hacía un lanzallamas con un bote de laca y yo afeitaba la barba de Panu (bajista) frente al espejo del cuarto de baño… Una experiencia inolvidable, je, je…
Si hay algo que quieras añadir, ¡ahora o nunca! -No es Rock and Roll, es Antárttica.
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